"Es más fácil creer que pensar"

 

"Es más fácil creer que pensar" 


Por Joel Herasme Melo 

Este enunciado o frase resalta una verdad sobre la naturaleza humana: la creencia suele ser más cómoda que el análisis crítico. 

Creer implica aceptar ideas sin cuestionarlas profundamente, mientras que pensar requiere un esfuerzo mental, cuestionar, investigar y buscar entendimiento. Este contraste se puede observar en muchos aspectos de la vida, donde las creencias a menudo ofrecen una sensación de seguridad y simplicidad, mientras que el pensamiento crítico puede desafiar esas certezas y abrir puertas a nuevas perspectivas.

La necesidad de pertenencia es una fuerza poderosa en el comportamiento humano. Para muchas personas, es más fácil creer en lo que el grupo o la sociedad dicta que pensar críticamente, ya que esto les permite evitar el riesgo de ser vistos como "diferentes" o excluidos del "rebaño". Pensar de manera independiente puede llevar a confrontaciones, incomprensión o incluso rechazo, lo cual genera temor en muchos.

El conformismo social puede actuar como un escudo protector que permite a las personas encajar y sentirse aceptadas, pero también limita el desarrollo individual y la capacidad de cuestionar. 

Creer sin pensar protege de la incomodidad de la duda y el conflicto, pero a largo plazo puede obstaculizar el crecimiento personal y el avance colectivo.

El deseo de ser aceptado y aprobado por los demás es una parte fundamental de la naturaleza humana. Desde una perspectiva evolutiva, pertenecer a un grupo ha sido esencial para la supervivencia. Estar en comunidad ofrecía protección, recursos y apoyo emocional, por lo que la aceptación social se convirtió en un mecanismo clave para asegurar la supervivencia. Aunque las sociedades han evolucionado, esta necesidad de aceptación sigue profundamente arraigada.

En un nivel más psicológico, el ser humano busca validación externa para confirmar su valor y su identidad. La aprobación de los demás puede reforzar la autoestima y proporcionar un sentido de pertenencia, lo que genera una sensación de seguridad y estabilidad emocional. Esto desde el punto de vista de la psicología

Sin embargo, cuando esta necesidad de aprobación se convierte en el centro de la identidad de una persona, puede llevar a la conformidad y al sacrificio de la autenticidad. La clave está en encontrar un equilibrio sin depender completamente de la opinión de los demás para definir el propio valor.

Buscar constantemente la aprobación de los demás puede limitar tu potencial, ya que te puede llevar a adaptar tus acciones y palabras a lo que otros esperan o desean, en lugar de ser fiel a tu auténtica visión. 

Cuando te liberas de esa necesidad, te permites desarrollar tu creatividad y tus talentos sin restricciones, actuando desde un lugar de autenticidad y convicción.

En lugar de buscar aprobación, enfócate en perfeccionar tus habilidades, expresar tus ideas con claridad y seguir avanzando hacia tus metas personales. La verdadera satisfacción viene de vivir de acuerdo con tus principios y valores, no de las opiniones pasajeras de otros.

No necesitas la aprobación de nadie para ser auténtico. Tus pensamientos, talentos y cualidades tienen valor por sí mismos. Expresa lo que eres con confianza, explora tus talentos, dotes y potencial sin depender de la validación externa. La verdadera libertad está en vivir desde tu esencia, sin buscar el permiso de otros.

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Por Joel Herasme Melo 

Periodista

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